Reseña escrita por el Bach. CC.PP: Álvaro Giraldo Yupanqui:
En 1959, al culminar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas artes donde formo parte de la denominada “promoción dorada” donde también destacan artistas como Alberto Quitanilla, Gerardo Chavez, Galdos Rivas y Osbaldo Sagástegui. Tilsa Tsuchiya por sus excelentes calificaciones sería becada para seguir sus estudios en Francia, pero lo perdería al decidir quedarse a cuidar una de sus hermanas que había enfermado, pues Tilsa Tsuchiya es la última de siete hermanos. Sin embargo esto no sería la primera vez que una tragedia familiar interrumpe su formación académica, en 1947 cuando ingresó a estudiar en el ENBA perdería a su padre, dos años después su madre tendría la misma suerte. Estos eventos la obligaron a dejar sus estudios por un periodo de un poco más de dos años. Pero, ambos casos la férrea voluntad de Tilsa se sobrepuso y pudo continuar su formación académica. La primera vez en 1950. Y la segunda vez, cuando decidió irse a Francia con sus propios recursos. Allí permanecería hasta 1966. Cabe destacar que durante esa época solo hay una afirmación y depuración de los procedimientos aprendidos en Lima; sin embargo Tilsa tsuchiya se influenciaría del entorno de las ideas que predominaban en ese entonces en Europa, como el estructuralismo que realiza una crítica a la sociedad occidental y serviría de inspiración a los movimientos juveniles. El interés que se empezaba a gestar por parte de occidente sobre la cultura y filosofía de oriente. En este último se podría afirmar que Tilsa Tsuchiya se habría influido de las lecturas del orientalista francés de René Guenon:“los cuales recogían la tradición esotérica oriental y explicaba una rica y ancestral simbología”. También Latinoamérica se ponía al centro de la atención mundial por el auge en la literatura del Realismo Mágico, y que destacaría a pintores como Ruffino Tamayo, un Pintor modernista mexicano y Wifredo Lam pintor vanguardista cubano, del cual Tilsa Tsuchiya encontraría inspiración para sintetizar los distintos componentes que forman la identidad peruana. Las figuras estatuarias que serían recurrentes en la pintura de Tilsa Tsuchiya, serían parte de ese nuevo mundo que reclama el regreso a la espiritualidad, de una nueva armonía en un mundo donde las contradicciones se hacen mucho más evidentes, pues Tsuchiya manifiesta ese devenir cíclico de la filosofía oriental contrarío al racionamiento aristotélico en el que se fundó el racionalismo occidental del siglo XVII.
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