Reseña escrita por la Arq. Minerlava Alexis Cabana Ñaño.
La ciudad vital, sana, segura y sostenible. Durante años el estudio del espacio público, ha sido uno de los estudios más importantes que se ha realizado con la finalidad de poder proporcionar a la gente una mejor calidad de vida; sin embargo, la vida cotidiana del hombre es impredecible y por ende el espacio que nos rodea también, porque está en una constante transformación. Los espacios son utilizados por la gente, por la gente común que circula por la plaza para ir al mercado o a un centro de educación y asume responsabilidades diarias que están expuestas a diferentes situaciones dónde el espacio público no brinda la confortabilidad requerida para la calidad de vida. ¿Entonces es posible que nuestras comunidades tengan el acceso a una ciudad vital, a pesar de que la ciudad se enfrenta a diferentes cambios modernistas? En el libro “Ciudades para la gente”, Jhan Gelh, un arquitecto danés que ha realizado diferentes estudios minuciosos acerca del espacio público y la ciudad, nos brinda un nuevo enfoque acerca la ciudad vital y cómo el comportamiento de la gente es importante en el diseño del espacio público. Asimismo, nos apertura una nueva perspectiva hacia la humanización del espacio público, la reactivación de calles y pasajes a través de escenarios activos y dinámicos donde la gente siente la seguridad de transitar. Según el arquitecto Jan Gehl, la ciudad vital tiene un concepto relativo, porque una ciudad no necesita tener edificios de gran altura y un gran número de gente circulando sobre una calle o una plaza; si un lugar es pequeño y nos da el acceso a diferentes actividades y a su vez es atractiva en cuánto al diseño de sus espacios y mobiliario, la misma gente la circulará y el espacio será significativo capaz de dotar oportunidades y generosidad en nuestra vida cotidiana. La recuperación del espacio público no es un proceso simple; sin embargo, mediante el uso del sentido común y estrategias de diseños, sustentado en el comportamiento del hombre podemos conocer también el comportamiento de nuestras ciudades y su ruido urbano natural que se acentúa cuando surge la interacción entre hombre y ciudad - hombre y espacio. El espacio público es un escenario vivo, algo intangible y que no podemos palpar, pero sí realizar una serie de acciones que permiten conformar un sistema dinámico dentro del paisaje urbano. Mientras nuestra conexión a los problemas sociales y urbanos se hacen más próximos, podemos concretar que lo más importante en una ciudad, después de la vivienda, es el espacio público. Ser partícipe de un lugar, dónde se pueda salir a caminar y beber café por la tarde, mientras la gente disfruta del mobiliario libre y accesible para todos, es una oportunidad que la ciudad vital debería ofrecer y no estar ajeno a la vida individualista que se ha construido en estos últimos años. Jan Gehl al precisar lo significativo que es para la ciudad, albergar una compleja y variada vida urbana, nos hace comprender que el espacio público de una ciudad tiene una identidad propia, una identidad que permite al ser humano poder homogeneizar sus actividades con el espacio. El espacio público al ser generoso y brindar una serie de zonas, tanto para la educación, para la cultura y desarrollo social, no solo fomenta la inclusión social, sino da apertura a nuevas formas y percepciones que la gente puede optar para poder adquirir una mayor estabilidad e identidad social dentro del entorno social y el paisaje urbano. Lo cual es importante, porque de esa manera, la ciudad tiene un comportamiento diferente, la gente actúa de manera diferente, generando empatía, compañerismo, igualdad y una nueva opción a la zona pública y a la libertad de poder recorrer las calles, concentradas en nodos y puntos de referencias con la mayor seguridad posible, dónde la gente es participe de la armonía que se genera en la ciudad mediante el mobiliario, la arborización y las zonas de encuentro.
-Canal de YouTube Lo-Fi:
-Fuente de información:
0 Comentarios