Reseña escrita por el Arq. Bryan Rodriguez Santos
¿Es posible que aquello que llamamos desperdicio sea arte? Responder a esta pregunta es complicado pues dependerá mucho de la postura de cada persona, sin embargo ¿Es posible hacer arte con aquello que llamamos desperdicio? y la respuesta a esta pregunta es mucho más sencilla, Ishmael Randall Weeks es un artista peruano que se caracteriza por su concepto de arte plástico; Él dice que cada elemento hecho por el hombre en la naturaleza es un testimonio de su anhelo por descubrir su mera existencia, y su obra demuestra esta premisa.
Nacido en Cuzco en el año 1976, se graduó como Licenciado en Artes Plásticas por el Bard College, Annandale-on-Hudson de Nueva York. Y es a partir del año 2000 que ha tenido exposiciones individuales en Nueva York, México, Bolivia y Perú, así como colaboraciones en otras exhibiciones internacionales, sin mencionar claro las múltiples becas y premios que recibió, ¿Pero que hace especial su trabajo? Su obra se caracteriza por lograr expresar un concepto de desarrollo existencial del ser humano, mostrando cuan válida es la posición que este ocupa, sus acciones y construcciones en la naturaleza. Se centra en retratar temas de urbanización, transformación, regeneración, escape, derrumbe y existencia nómada, mediante la cual busca que entendamos que el hombre es un retrato de sus propios escombros, es decir que la necesidad del ser humano por siempre estar ocupando y destruyendo el espacio en el que habita, es un reflejo de la ignorancia sobre su propia existencia en la naturaleza, pero también un sinónimo de su determinación por lograr entender cuál es su rol en la misma, generando así vestigios de vida a través de asentamientos artificiales, que a pesar de ser temporales se mantienen firmes y sólidos en lograr ser parte del hombre, pero que al final sobreviven como sólidos perdidos y desechados obligados a adaptarse con el suelo que los vio nacer.
Es debido a estas situaciones que el artista da inicio a su trabajo, recolectando y reciclando cada elemento físico desechado en la ciudad, tales como libros y material impreso, latas vacías, llantas viejas, bicicletas, partes de barco y fragmentos de construcción, con las cuales realiza elementos plásticos y escultóricos, dotándolos de vida otra vez, y revalorando la condición del ser humano como ser creador y transformador, aunque claro generando muchos más enfoques en su objetivo de interpretación. Sin duda vale la pena ver el trabajo Ishmael Randall Weeks y es muy interesante recalcar que en la arquitectura también existieron autores que explicaban un concepto similar, tales como Le Corbusier en sus teorías sobre el valor textural, en el cual menciona que el concreto y el acero son como los huesos y los tejidos humanos, una casual creación a su propia apariencia, y autores como Ignacio Araujo que en su libro del “Análisis de la forma arquitectónica” menciona que la calidad del material y la luz generaran vida eterna, pues el ser humano es un ser sensitivo y soñador, y los muros no deberán ser cárceles sino recipientes de sus propios sueños. Y en lo personal comparto la visión del artista, pues creo que estos escombros y elementos desechados son ahora nuestras nuevas ruinas arqueológicas y antropológicas, registros de una convicción por la sobrevivencia del hombre en la misma naturaleza.
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