Nota escrita por el Arq. Bryan Rodriguez Santos.
En la primera parte de esta reflexión, trate sobre la influencia moderna en la arquitectura contemporánea, basado desde el punto de vista del reconocido Arquitecto Kenneth Frampton; dejando en evidencia que esta corriente ha sido fuente de controversia y adaptación técnica y artística para muchos arquitectos actualmente, por lo que en esta segunda parte quisiera empezar formulando las siguientes cuestiones, ¿existe alguna una arquitectura nueva?¿Una arquitectura que proponga cánones y estilos diferentes? y es en este proceso, en el cual me vino a la mente las obras del arquitecto Alejandro Aravena, más precisamente su obra la “Quinta Monroy”, proyecto que fue parte del causal de su premiación al Pritzker en el año 2016, y que ha sido protagonista de muchas discusiones en la arquitectura internacional, algunos desmereciéndola, otros respaldándola, pero dejando en claro que es una obra única y de importancia para la búsqueda de la nueva arquitectura latina.
A lo largo del aprendizaje sobre la composición arquitectónica de un proyecto, me enseñaron siempre a revisar referentes de renombre, que sean la cúspide de sus corrientes para aprender así de los maestros de la arquitectura, muchos mencionaran a Le Corbusier, otros a Niemeyer, y unos más a Van der Rohe, etc. Esto claro como los referentes más cercanos a nuestra generación, sin embargo esta estrategia pedagógica puede pecar de ser dependiente, debido a que en el proceso de trazar nuestras líneas intentamos acercarnos siempre a lo visto durante la investigación, y menciono “intento” por no decir “copia” de ello, aunque claro con el tiempo esto es pulido y termina siendo definido como “inspiración”; considero que este puede ser un problema pues más que generar una enseñanza lo que ocasiona es una mala interpretación del proceso de diseño, no imagino a Le Corbusier guiándose en todos sus diseños nada más de lo hecho por Vitrubio; y es que la innovación es parte de nuestro rubro, pero es algo que no se toma en cuenta al momento de servir la profesión
Son proyectos como los de Aravena que buscan concretamente esto, desde su proyección La Quinta Monroy fue acusada de no ser digna de llamarse arquitectura, debido a su “poca muestra de diseño”, “carencia de belleza”, tachada de “simple y nada relevante para la arquitectura de elite”, con “tecnologías básicas y de desaprovechamientos en las fachadas y los espacios”, todo esto mezclado con la idea de que no parece hecho por un arquitecto; nada más alejado de lo que es en verdad, Aravena en este proyecto generó mucho más que un conjunto de viviendas funcionales, dio pie a quien lo habita a ser parte de su diseño, generado a través de la arquitectura Open Source o de libre acceso, una estrategia poco usada en Latinoamérica, enfocándose en dar parte técnica y constructiva a las personas no necesariamente profesionales o dependientes de un técnico constructor, algo impensable para los arquitectos estrella que con su afinidad por esculpir cada parte se negarían a generarlo, pero es debido a su flexibilidad que el proyecto de la quinta Monroy dio esa posibilidad, Aravena busco aportar no solo en el diseño sino en la política del diseño, dando lo oportunidad de dar viviendas que sean económicas, atemporales y sobre todo transformables, ingredientes únicos de este proyecto; como sabemos la arquitectura mal hecha de los sectores más pobres están hechas con las pocas posibilidades del usuario, pero están muy llenas de identidad, algo que Aravena supo ver bien y planteo dentro de su diseño, la posibilidad de transformación es un término muy utilizado en la modulación, y que se ha sabido ejecutar muy pocas veces, buscando así el arquitecto alcanzar un concepto de papel guía para todos los que la habiten, y dar la oportunidad de generar identidad (Recursos y personalidad) de cada uno de ellos dentro de su diseño, pudiendo ser peligroso pero que resulta beneficioso si es ejecutado correctamente, por ello es importante reconocer esta obra pintoresca y llena de identidad sencilla y fácil de entender, es claro que la imagen dictamina mucho la concepción de un proyecto pero los aportes de la Quita Monroy van más allá de solo lo visual, son más una estrategia de integración y adaptación de la arquitectura contemporánea con la vida común de la urbe.
No puedo negar que con los años este proyecto se ha visto afectado por su entorno y su clara absorción por la informalidad es lamentable, pero es un punto a parte de lo que se ha hecho por el sector privado y público de países como Perú, Argentina y Chile, podemos ver este proyecto como una búsqueda de la innovación y acercamiento a una arquitectura más propia y acorde a la realidad de nuestros países, una arquitectura de integración y construcción propia, una arquitectura pensada por un estratega arquitectónico más que un diseñador solamente. La búsqueda de una arquitectura propia recae en los hombros de los arquitectos de la nueva generación pero es de importancia conocer mucho más que lo hecho en el siglo pasado, nuestras raíces deben ser mostradas en cada parte de nuestra arquitectura.
*Esta es una reflexión propia, se acepta y respeta diferentes posturas sobre el diseño y la identidad arquitectónica, no es una verdad, pues la ciencia de la arquitectura siempre está en constante transformación*
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