Reseña escrita por la Arq. Minerlava Alexis Cabana Ñaño.
¿Por qué se debería hacer arquitectura a partir de la historia, la gente y el paisaje?, es una pregunta que, en su simplicidad y a través de sus raíces nos apertura a otras cuestiones específicas, ¿Qué es la historia?, ¿Qué necesita la gente?, ¿Qué es paisaje?, siendo un vehículo para arribar en el tiempo, en las necesidades y el entorno. El rol de la arquitectura, más que el resolver problemas y dar un producto bastante elitista o simple, es el de humanizar el diseño, ser honesto y consecuente en el diseño del espacio arquitectónico y el espacio público, porque los verdaderos protagonistas somos nosotros, como gente común que acude a la plaza e interactúa con otras personas, quienes vamos a un centro educativo y a través de la pedagogía podemos rescatar la historia y quiénes somos partícipes de una sociedad actual que comprende el valor cultural que se debe reflejar dentro de un edificio y en las calles de una ciudad. El futuro se define por el periodo del tiempo, visualizamos un futuro en dónde las calles no sean ajenas al paisaje natural o al paisaje urbano, dónde cada persona pueda tener acceso libre a la educación y a la calidad de vida de una manera honesta y generosa, pero a través de la arquitectura, lo cual ¿Es posible?. Rafael Zamora, arquitecto, paisajista y docente en la Universidad Católica de Chile, a través de su arquitectura nos inspira a diversas posibilidades que remarcan un “Sí”. Zamora expone a través de su experiencia arquitectónica, que tanto el lenguaje como el dibujo o el trazo en el papel son importantes; sin embargo, hay algo más que define intuitivamente a la arquitectura y es la afectividad. Entonces, podríamos empezar a hacer arquitectura a partir de la afectividad, del sentido y de la observación? Sí. Lo cual permitiría que, mediante la arquitectura, se generen una serie de oportunidades tanto educativas como sociales para las personas. Por ejemplo, los espacios públicos diseñados para la gente, ayudan a que las personas sean autodidactas, y el proceso de retroalimentación es más efectiva con la interacción y, por lo tanto, el mobiliario y el paisaje natural son participes para el escenario.LA PLAZA DE ARMAS AREQUIPA como LA CASA URBANA, son algunos de los proyectos que ha realizado el arquitecto Rafael Zamora junto a su estudio LLONAZAMORA, en dónde podemos resaltar los valores, la historia y la cultura a través de una arquitectura que respeta y es honesta con el suelo, el paisaje y su entorno próximo. A pesar de que los lugares siempre están en una constante transformación por su clima y el tiempo, evaluar la arquitectura de Zamora, nos hace repensar en las huellas del paisaje y en la arquitectura como servicio. Asimismo, como señala el arquitecto Zamora, desde la vieja escuela aprendemos hacer modelos de arquitectura, pero no aprendemos hacer arquitectura, lo cual es muy interesante enfatizar y concuerdo con sus principios. Porque mediante el proceso de aprendizaje como estudiantes y profesionales hemos podido acertar que la arquitectura es una interpretación honesta de la historia, la gente y el Paisaje, porque hacemos arquitectura para la gente y a través de la afectividad como lo señala Zamora, podemos resaltar la pasión, responsabilidad y compromiso que tenemos en cada diseño arquitectónico.
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