Reseña escrita por el bach. CC.PP y Gobernabilidad Álvaro Giraldo Yupanqui.
El primer conocimiento que tuve de la leyenda de Lucrecia fue en el poema “hombres necios que acusáis…” de Sor Juana Inés de la Cruz, en la que explica la incongruencia en el pensamiento de los hombres respecto al proceder de la mujer en asuntos románticos, en las que cualquier decisión que tomen terminan siendo juzgadas o bien de malvadas por su rechazo o de “livianas” por su aquiescencia. El nombre de Lucrecia aparece en una estrofa junto a la de Thais, una cortesana egipcia convertía al cristianismo, y que sería tomada por una santa gracias a su gran devoción. A ambos nombres les antecede distintos verbos; pretender y poseer, que según Fumagalli, convertirían a ambas imágenes femeninas en antítesis; pues en el caso de Thais, que representa la imagen de una mujer “epítome de castidad y austeridad, se la puede pretender y desear, es decir intentar y hacer las diligencias necesarias para conseguirla”. Sin embargo Lucrecia se convertiría en un objeto de deseo; de un anhelo más carnal que espiritual, eximiéndola de cualquier tipo de diligencia. Asumiendo así Lucrecia parte de la culpa, no prevista en el relato original, de su ultraje. Me distanciaré de esta idea, es decir, de la antítesis de Thais y Lucrecia, pues considero que la estrofa proporciona mayor fuerza explicativa si se asume que el poseer viene después del acto de pretender; así la figura de Lucrecia, que en la leyenda original, es deshonrada en cuerpo, pero no en espíritu, se corresponde con lo que resalta Sor Juan de la Cruz en una estrofa anterior:
“Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia”.
Así que ambas figuras femeninas resaltan dos fases distintas de la mujer en el pensamiento paradójico del hombre; la primera una mujer cuya virtud es encumbrada y cuya imagen no se distancia mucho de la de una santa; la segunda, que al “incumplir” uno de los “votos” que la encumbra o la acerca a la imagen de la santidad, se reviste de deshonra. Lo que quiere decir que Sor Juana, no pensó en ningún momento que Lucrecia asumiera parte de la culpa en su ultraje, si no que destaca los artificios de Sixto Tarquino para obligarla a ceder, pues si su voluntad prefería la muerte que la deshonra, Sixto Tarquino utilizó el miedo de Lucrecia al detrimento de su honor y que la hacía más deseable por sobre todas las mujeres, para amenazarla; pues en la leyenda se destaca no solo la amenaza de muerte que le hiciese Tarquino, sino también sus ruegos y no funcionando ninguno de estos medios, Tarquino la amenaza diciéndole que la haría morir junto a un esclavo; así ya muerta, solo quedaría su dañado honor . Entonces sería la diligencia de Tarquino en hallar un ardid para hacer ceder a Lucrecia lo que destaca Sor Juana Inés de la Cruz, así el poema, en general exime a la mujer de toda culpa, y otra vez, esta recae sobre el hombre. Y Lucrecia solo representaría lo paradigmático del pensamiento del hombre sobre la mujer.
Lucrecia no solo se encuentra en la literatura, sino también en la pintura; en la que se representan distintas escenas que preceden, demuestran el instante o el después de lo que aconteció a la violación de Lucrecia por Sixto Tarquino, hijo del entonces monarca de Roma, Tarquino el soberbio. Y que sería el motivo de su exilio de Roma. Y el establecimiento de la República Romana. Esta historia ha inspirado a muchos artistas tanto de la pluma como del lienzo y se supo de ella gracias a los escritos históricos de Tito Livio y de Dionisio de Halicarnaso, cada uno con una versión distinta, pero
será el primero gracias a su narrativa, el que mejor representará el impacto del Ultraje de la esposa de Tarquino Colatino, amigo de Bruto; Lucrecia.
- Fuentes:
1. Tito Libio, Historia de Roma desde su fundación, libro I, cap 56-60. Traducción: José Antonio Villar Vidal, Ed. Gredos. Madrid 1997
2. Fumagalli, C. A. (2012). La ambigüedad en torno a la violación de Lucrecia en algunos poemas de Sor Juana Inés de la Cruz y en La Mandrágora de Nicolás Maquiavelo. V congreso Internacional de letras, págs. 1273-1277.
3. INSTITUTO DE CIENCIAS DE LA ANTIGÜEDAD. (1993). LA LEYENDA DE LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA Y LA ARTICULACIÓN DEL RELATO DEL REINADO DE TARQUINIO EL SOBERBIO EN TITO LIVIO. Veleia, REVISTA DE PREHISTORIA, HISTORIA ANTIGUA, ARQUEOLOGÍA, 49-60
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