"Sérvulo Gutiérrez, El expresionista Peruano"

Reseña escrita por Bach. CC.PP Álvaro Giraldo Yupanqui.

Sérvulo Gutiérrez fue un pintor, escultor, poeta y boxeador peruano. De formación autodidacta en casi todo lo que cultivó. Nació el 20 de febrero de 1914 en Ica, ciudad cuyos paisajes desérticos, servirían de motivo de algunos de sus cuadros casi al término de su vida, donde resaltaría la figura del huarango, propio de este desierto y que simbolizaría la persistencia ante la adversidad. Adversidad que solo le sobrevendría a poco de morir, por una enfermedad hepática, causada posiblemente por la vidas agitada y bohemia que llevaba. Estilo de vida que asimilaría en París, donde empezó su formación como artista pictórico y dónde entablaría una breve amistad con César Vallejo, quién al ver una de sus pinturas le adjudicaría la sensibilidad de un artista y le recomendaría pintar. A la obra de Sérvulo Gutiérrez se le acostumbra a dividir por tres etapas, la primera denominada monumentalismo, dónde quizás la obra que más destaca sea “ Andes” dónde representa al desnudo de una mujer que se encuentra parada y cubriéndose el rostro con los antebrazos y cuyo tamaño podría competir con la de las montañas que se encuentran detrás de ella. Por lo poco que se muestra de la figura de la mujer, piel oscura y cabello color ébano se le atribuiría un linaje indígena, además el título invitaría a pensarlo así. Está etapa también se caracterizara por buscar alcanzar ideales académicos, acentuar el volumen y darle un carácter descriptivo a la línea. Aquí también se encuentran mucho de los retratos que le hizo a su entonces pareja Claudine Fitte, una Argentina de descendencia Francesa, que conocería al retornar de París, en 1939. La segunda etapa se caracterizaría por una mayor libertad en la búsqueda de una mayor expresión, denominada expresionismo. Aquí las líneas cumplen una función esquemática y se vuelven subalternas al color , así la realidad se ve distorsionada y exagerada en función de la subjetividad del pintor. Esta etapa se incluiría casi toda su producción posterior. Aunque destacan los retratos de su entonces pareja Doris Gibson, donde el color irrumpe violentamente sobre la escena y los detalles se reducen lo suficiente como para poder identificar ciertos rasgos figurativos. La última etapa, si bien no representa un cambio estético, sí hay un cambio de motivo, dónde serían recurrentes las figuras de Santa Rosa de Lima y el Cristo de Luren, íconos religiosos populares, que serían representados en una amplia gama de colores. Aquí se le denomina su etapa mística. Sérvulo Gutiérrez en la historiografía peruana, así como muchos pintores peruanos cuya formación se dio en el extranjero, se agruparía dentro de aquel grupo heterogéneo denominado pintores independientes, cuya única cosa que tenían en común era que se oponían al indigenismo pictórico dominante de ese entonces. Sérvulo Gutiérrez, creía que de desarrollarse una pintura peruana, ésta debía tener aspiraciones universales.