"Jaime Hayón, un pequeño eslabón entre el arte y el diseño e intuitivamente el resultado de ¿Y después que?"

Reseña escrita por la Arq. Minerlava Alexis Cabana Ñaño.

Hablar de Arquitectura en la actualidad, es hablar de narcisismo más que de una necesidad. Tenemos muy claro sobre una base tangible que, el rol que debe cumplir un diseño debe estar direccionado hacia una finalidad objetiva, que permita dar una solución a una exigencia y dónde la persona sea necesariamente partícipe del resultado arquitectónico; es decir, partícipe del espacio, de la forma y de los componentes que permiten dotar al espacio de calidad de vida. Sin embargo, nos enfrentamos a una realidad meramente diferente, porque en la actualidad el rol que cumple la arquitectura es más artística que funcional, porque es más simplificada que racional y porque el diseño se hace egoísta, cuando intenta satisfacerse así mismo más que al ser humano.

Una realidad que Jaime Hayón esquematiza dentro de su metro cuadrado, antes de soltar la mano sobre el boceto; y a pesar que, dedicó sus estudios al diseño industrial, su filosofía de trabajo, no es ajeno al campo de la arquitectura; debido a que, expone claramente en sus trabajos de diseño de muebles, una composición coherente, que nace a partir de un concepto y la relación que existe entre forma, función, y el ser humano; sustentados en la emoción y la comunicación.

Jaime Hayón nació en Madrid, España en el año 1974. Su estudio profesional dedicado al diseño industrial los realizó en Madrid y en París. Y en la búsqueda por definir una filosofía de diseño, continuó su formación en Fábrica en 1997, una academia de diseño y comunicación fundada por Benetton, donde logró definir una formación intuitiva y más que artística, racional. A la vez tuvo la oportunidad de trabajar con Oliviero Toscani. En la actualidad, es el director del Master of European Design Labs del Istituto Europeo Di Design de Madrid, dentro de la Plataforma de los Masters of Design and Innovation. En el 2001, fundó Hayon Studio, un estudio con reconocimiento a nivel internacional, dedicado a diversas funciones y medios, incluidos el diseño de los muebles domésticos; accesorios de iluminación y objetos sofisticados en el ámbito artístico.

Recientemente, pude encontrar la sintonía que refleja el trabajo de Hayón y el paralelismo que surge con la arquitectura; en el diseño de sus muebles. Y nace una pregunta muy simple pero evidente, ¿Cómo es que la metodología de un campo minúsculo, pero no menos importante, nos hace repensar a la hora de decidir hacer arquitectura?, y es que considerar que todo diseño se conceptualiza con la forma y desciende en la función, sin considerar el comportamiento del ser humano, es un problema que Hayón lo resume en una particular frase “¿La forma sigue a la función y después qué?”

Quizá su metodología de trabajo y la singularidad en la que se envuelven sus proyectos, es aquello que permite visualizar legiblemente su propósito y su filosofía. Para Hayón, el diseño no solo está relacionado con la función o el uso que se le otorga a algo determinado, como claramente él señala: “Siempre hay algo más”, y el diseño debe ser el vehículo hacia un nuevo cambio de perspectivas e ideas, capaz de provocar a las personas un cierto sentido de pertenencia y emociones, al ser partícipe de ese diseño.

La forma muy particular que Hayón expone su idea, es de manera continua. Acentuando una línea tan delicada que existe entre el arte y el diseño; exponiendo la diferencia que existe entre ambos; y a pesar de que, su trabajo resalte dones artísticos, cada uno de ellos se sustenta bajo un concepto muy trabajado y pensado para la humanidad, siendo su trabajo resultado de un pequeño eslabón que los unifica: Diseñar para la gente.

Frente a ello, el Diseño de muebles es muy importante en el campo de la arquitectura; debido a que genera movimiento al acceder a cada uno de ellos. Y la arquitectura en su composición general también es de suma importancia, porque cumple un rol fundamental en la sociedad, el de dar solución a una exigencia. Y por ello, se debe considerar que, después que la forma sigue a la función, siempre el diseño está expuesto a nuestros sentidos, al contacto humano y por ende, debe existir la reciprocidad, siendo un diseño honesto, útil y consecuente con sus detalles.