Gustav Klimt, "El beso".

Reseña escrita por el Bach. CC.PP Álvaro Giraldo Yupanqui

Lo primero que llama la atención del cuadro de Gustav Klimt es el dorado que envuelve a la pareja como si de un manto se tratase. En lo particular a mí me produce una evocación hacia la primavera, evocación que se refuerza al ver la colina llena de flores de distintos colores sobre donde la pareja se encuentra, lo cual, además, me produce una sensación de calidez. Este dorado no solo se encuentra en este cuadro, si no que forma una característica de las últimas obras del pintor, que se basa en una técnica denominada pan de oro, en donde se utilizan láminas de oro para decorar distintas superficies; en la pintura era común ver esta práctica en cuadros o murales de motivo religioso. Así que dota de cierta dignidad a las obras de Klimt. Por lo general se atribuye la inclusión de esta técnica a su obra después de su viaje a Rávena donde pudo apreciar los mosaicos bizantinos en las iglesias. Inmediatamente después la escena es hegemonizada por un hombre y una mujer, que se encuentran arrodillados sobre la orilla de una colina. Ambos se encuentran en una postura que adjudicaría el nombre del cuadro “El beso”.
Gustav Klimt es conocido como un simbolista; así que podemos intuir que este cuadro puede representar el amor, bien por la disposición de la escena y por la pareja conformada por hombre y mujer (que otrora simbolizaría al amor erótico). Ambos visten con ropas ligeras, él con una túnica, motivo por el cual muchos atribuyen que el hombre ahí retratado es el propio Gustav Klimt, pues solía llevar puesto una cuando pintaba. Y ella con un vestido. Klimt tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, por lo que no se sabe con certeza a quién podría representar a esa mujer. Sin embargo el hermetismo del pintor hacia su vida y su trabajo, hacen que estas suposiciones nunca llegasen a ser confirmadas. Estos vestidos están decorados con figuras geométricas que también se les adjudicaría un carácter simbolista, pues en el caso del hombre, su vestimenta está ornamentado con distintos rectángulos de tamaños diversos y de colores blanco, gris y negro; representando la masculinidad. En el caso de la vestimenta de la mujer, esta tiene como figura al círculo y líneas curvas, además de colores apastelados, que representaría la feminidad. Sin embargo estas figuras se confunden e irrumpen en la unión de sus cuerpos, donde la línea de separación no es muy distinguible. En cuanto a la disposición de sus cuerpos, él se encuentra besando la mejilla de la mujer, sosteniendo con sus manos su mentón y su cabeza, mostrando cierta agresividad y dominio sobre el acto. Mientras que la mujer, envuelve uno de sus brazos sobre el hombre y con la otra toca su mano, sugiriendo una sumisión por parte de ésta sobre aquél. Podemos apreciar también que la mujer se encuentra a orilla de la colina, sus pies bordean el vacío y se sostienen sobre la superficie vertical de la colina. Esta escena a mí me sugiere los atributos asumido por el hombre y la mujer en cuanto a la práctica del amor, el primero manifiesta la agresividad con la que expresa sus emociones empujándolo a tener la iniciativa y el dominio del acto, y la mujer que se encuentra entregada a él, al mismo tiempo que se sostiene sobre éste, sus pies presionan sobre la superficie vertical del acantilado, como si estuviera aguantando una presión que podría hacerla caer al vacío. Sin embargo, como mencioné previamente, toda la escena me produce calidez. Empero, así como el cuadro transmite por un lado la calidez que produce el momento de un beso, que bien en esta escena pude representar el cariño de una pareja, por otro lado el vacío que ocupa la otra mitad de la pintura pronostica un desenlace fatídico.





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