Reseña escrita por el Bach. CC.PP Álvaro Giraldo Yupanqui.
Durante el Renacimiento y el Barroco, cuyos motivos estaban inspirados en historias bíblicas, fue frecuente la representación pictórica de la historia de Sussana, que se presenta en un apartado apócrifo del Libro de Daniel que se encuentra dentro de la Vulgata (Para resumir, la traducción al latín de la biblia hebrea). En dicha historia, que tiene lugar en el Exilio Babilónico del pueblo hebreo, se cuenta sobre una mujer de extremada belleza así como honesta y casta que era la esposa de un rico judío llamado Joaquim que además era un hombre muy respetado y que por ello era muy frecuentado. Entre los hombres que más lo frecuentaban estaban dos ancianos, que habían sido elegidos hasta hace poco jueces. La trama se desarrolla cuando Sussana, cuyo esposo le había construido un jardín para su deleite, se dispone a tomar un baño, ya que se siente segura que los visitantes de su esposo ya se habían marchado; sin embargo los ancianos antes mencionados, que en un primer momento se habían despedido, se encontraron de nuevo en el jardín; ambos al verse, expusieron el motivo de su regreso: saciar ese deseo que Sussana despertaba en ellos. Ambos pactaron el ilícito acto. Así mientras Sussana se bañaba, éstos la espiaban, hasta que acometieron con ella. Sussana, para no resistirse fue amenazada por los dos ancianos, que la acusarían de adulterio si nos les complacía en sus deseos. Sussana, que hasta ese entonces en el relato ha quedado aclarado que aparte de su esposo, sus padres son también personas honestos y que la educaron con la palabra de Dios, responde “¡No tengo escapatoria! Si hago lo que ustedes me piden, el pueblo me condenará a muerte; y si no lo hago, ustedes me acusarán. Pero antes que ofender a Dios, prefiero que ustedes me acusen”. Así Sussana da un grito de ayuda, que llama la atención de sus criadas, al llegar escuchan las acusaciones de los dos ancianos. Aquellas, se mostraban confundidas por las acusaciones hacia su ama, pues no la creían capaz de cometer tal acto. Sin embargo, un juicio es llevado acabo, en el que hay una desproporcionalidad respecto a las partes, pues Sussana, más allá de rezar a su Dios para que la verdad sea defendida; no tiene mayor participación, como los que la acusan de pecar contra el honor. Así, Sussana encomendada hacia su Dios, y con la pena ya dispuesta a ser cumplida, el profeta Daniel aparece para salvaguardar la verdad, insta a un segundo juicio, en donde con gran sabiduría se le ocurre separar a los ancianos para interrogarlos; así después de preguntarles en qué árbol habían visto a la acusada cometer el adulterio, estos responden distinto ante el pueblo que los escuchaba, dejando en claro que mentían. Así la pena que se le impuso fue la misma que hubiese recibido la acusada por ellos.
Esta historia se puede dividir en cuatro partes: 1) La representación de la honestidad y devoción en Sussana; 2) La escena del baño, en donde se intenta abusar de ella; 3) El juicio que se desarrolla en torno a la acusación de adulterio; 4) La restitución del honor y el castigo de los ancianos. Sin embargo, la escena que mayor se representa en los cuadros del renacimiento y del barroco es la escena del baño. Donde o bien se cuenta la presencia de los ancianos, espiando a Sussana como también en el momento de la amenaza. O solo a Sussana bañándose.
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