Opinión escrita por el CC.PP y Gobernabilidad Álvaro Giraldo Yupanqui.
A que distancia deben estar los pies del suelo para no ver la violencia que se ejerce sobre la protesta legítima y que además se hace con evidente desventaja sobre aquellos que no tienen armas o artefactos de “disuasión”.
Qué vida tan quijotesca se ha de vivir para anular cualquier evidencia que los hechos reflejan. Quizás la lucidez llegué, también, al final de sus vidas, cuando solo queda arrepentimiento y nada por hacer.
Los jóvenes, cada vez más atentos a las urgencias del futuro, causada por la depredación ambiental y el resurgimiento de odios irracionales azuzados por la desinformación, que hacen difícil la convivencia, han vuelto el mañana en algo incierto. Estos mismos jóvenes que tienen sobre sus hombros el peso de la sobrevivencia están conscientes de que no habrá ningún cambio sin ejercer el control efectivo sobre sus gobernantes y que deben representar nuestras preocupaciones. Sin embargo, parece ser que la legitimidad otorgada durante el proceso electoral se diluye una vez que ocupan el cargo. ¿Por qué? Acaso es, como dicen los arlequines de la superación personal, es por el voto inconsciente y desinformado. Esta respuesta solo asume resignación y un total distanciamiento de la participación política, que solo se aplicaría en los comicios electorales. Estas mismas personas obvian la influencia que ejerce el sistema electoral y el sistema de partidos sobre el voto popular. En donde la primera sirve a fortalecer a ese mismo sistema de partidos, cuyos miembros, vaciados de un programa ideológico coherente con la dirección que el pueblo decida y llenado en su lugar por un programa que solo obedece a las cuestiones prácticas que benefician al líder, fundador, imbécil ególatra o empresario. Y cuyo vínculo con la sociedad se basa en un clientelismo desvergonzado y en una consciencia alimentada más por la exposición mediática que por la convicción que dan sus ideas, si acaso las tuviesen. Pero para aquellos defensores de la inmovilidad social, de la culpa individual, la consciencia de factores exteriores al individuo “desvirtúa” la posición privilegiada, que sin merecerlo, han obtenido. No, no pueden perder la comodidad de la que gozan, tampoco pueden verse en el lugar del otro, porque eso los empujaría a la reflexión ética. Y La Política, como idea general, debe pensarse así. Y en este caso la consciencia los estorbaría para acometer y seguir acometiendo a favor de su comodidad. Por eso evitan la política y la reemplazan con el mercado, donde su exagerado individualismo puede actuar sin ininterrupciones. Por eso no sorprende que estén en contra de las protestas, donde el individuo se pierde en el sentir del otro y en la indignación por el sufrimiento injustificado del otro. Por eso defienden la preponderancia de una lógica de mercado, porque, éste, indolente de los desventurados y de su sufrimiento solo beneficiará aquellos que han obtenido, sin merecerlo, ya sea en condición social o natural, esa cuota de participación en él y la cual sostiene ese privilegio. No quiero, con esto, deslegitimar alguno de sus beneficios; pero sí evidenciar su desborde hacia aspectos sociales que no le competen. Su apoteosis al individualismo genera mayor concentración y desigualdad. Y al querer remplazar a la política se convierten a políticos en empresarios, que solo buscan aumentar su rentabilidad, al ciudadano en cliente, al solo buscar su voto; una mera transacción carente de un significado sustancial. Pues los partidos políticos, que otrora eran los que orientaban estas luchas, se han rendido a la lógica propia del mercado, donde no hay significado, solo hay ventas. Así, las protestas, son un síntoma de esa lucha que la política avala, que como comunidad son necesarias para avanzar en la idea de la política. Y son un síntoma que evidencia que a pesar de su insistencia, la política no es el mercado.
*Esta es una reflexión propia, que en los límites que otorga un post adquiere la forma de una opinión, por lo tanto es una idea general y no desarrollada por completo. Sin embargo la difusión de ideas, perspectivas u opiniones se deben realizar siendo conscientes y aceptando cualquier interpelación. Así como mantener un marco de respeto donde se asegure la libre expresión sin recurrir a a la ofensa de cualquier tipo. El conocimiento se alimenta de la discusión donde el argumento debe cumplir con los criterios básicos de un pensamiento de calidad.
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